Cada día, tu piel acumula impurezas, maquillaje, el indispensable protector solar y restos de polución. Una limpieza adecuada no es un capricho, es una necesidad para que tu piel pueda respirar, regenerarse y absorber eficazmente los productos que apliques después. Olvidar este paso es la principal causa de poros obstruidos, brotes y una piel de aspecto opaco.
Para una purificación verdaderamente profunda, especialmente si usas maquillaje o protector solar a diario, te introducimos al método preferido por los expertos: la doble limpieza.
Paso 1: Limpiador a Base de Aceite. Comienza con un bálsamo o aceite desmaquillante. Este primer paso disuelve y "derrite" sin esfuerzo todo lo que es a base de aceite: tu maquillaje (incluso el que es a prueba de agua), el protector solar y el exceso de sebo de tus poros.
Paso 2: Limpiador a Base de Agua. Sigue con un limpiador en gel o espuma. Este segundo paso elimina los restos del primer limpiador, el sudor y otras impurezas a base de agua, dejando tu piel perfectamente limpia, fresca y equilibrada, sin sensación de tirantez.
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